martes, 8 de mayo de 2012

Siempre soñé con vivir en una casa blanca cerca del mar, donde cada día pudiera despertarme antes de que amaneciera, y sentarme en una silla en la terraza para ver como salía el sol. Siempre soñé con poder oler cada día ese dulce olor que se mezcla con sal, agradable del agua. Y que por mil miradas y una que eches al horizonte, nunca vas a ver tierra. Me encantaría poder andar y sentir como las olas no son capaces de atravesar mis pies, y como al andar haces que la tierra se valla, como si te undieras. Y poder coger caracolas, una a una y guardártelas en una bolsa, para ponerlas en tu casa de recuerdo guardadas en una cajita.

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